You are currently browsing the tag archive for the ‘tren’ tag.

(photo by Ruth Fremson, The New York Times)

Se hizo de noche y me adormilé. Pero no todos los viajeros del tren dormían.

Me desperté con el ajetreo propio de la llegada a una estación. Antes incluso de llevar una mano al lugar donde había colocado mi mochila ya sabía que palparía solo su ausencia. Salí corriendo hasta el andén por si veía a alguien escapar con ella, y hasta me acerqué a un policía para contarle lo sucedido. El gigantesco ser uniformado se limitó a contemplarme con cara de “¿de qué nido te has caído?”.

Regresé a mi asiento más calmado. Hasta sonreí al imaginar la cara del ladronzuelo abriendo la mochila: unos cuantos niquis teñidos del Holi, las dichosas zapatillas naranjas y una pelliza sintética azul eléctrico.

Aunque inintencionadamente, mi plan original se hacía realidad. Ahora viajaría por la India solo con una riñonera, las chanclas y lo puesto.

El tren con destino a Benarés comenzó a moverse a lo largo del kilométrico andén de la estación de Delhi, con gente subiéndose y bajándose en todo momento hasta que su velocidad superó a la del último corredor. Los trenes son los mismos que circulaban en los tiempos del colonialismo británico, una sarta infinita de vagones metálicos.

Tomé asiento y observé a mis acompañantes con la misma curiosidad que yo despertaba en ellos. No obstante, con las horas de viaje, la curiosidad derivó en sesteos, lecturas y ensimismamientos.

De entre mis acompañantes, me llamó la atención una pareja de hermanos, chico y chica, que subió en una de las incontables estaciones. A través de los barrotes de mi ventana había contemplado la escena de despedida de sus padres. El padre y el hijo no paraban de reír y bromear, mientras que la madre y la hija se abrazaban nerviosas, con lágrimas en los ojos.

Una vez instalados en el vagón, pude apreciar que la niña iba engalanada como una novia, con un elegante vestido rosa. Al contrario que su hermano, pronto adormilado, ella temblaba de nervios y rompía a llorar a menudo. Pronto lo comprendí: había sido “ofrecida en matrimonio” a cambio de su valor de tasación (más alto cuanto más guapa y blanca). Imposible imaginar su incetidumbre, su angustia… Era solo una niña.

carátula CdZ
Arriba: Novela.
Abajo: Trilogía.

mme

bookcoverimage_viaje-cero

Marineros de piedra
"Un libro extraordinario que revoluciona la historia".
-Gavin Menzies, autor de 1421 y The Lost Empire of Atlantis

Entradas recientes